Leandro Palladino, tan buen jugador como persona

Palladino con la celeste y blanca.

Formó parte del comienzo de la Generación Dorada. Consiguió el subcampeonato en Indianápolis 2002. Quizás no es tan recordado como otros jugadores pero sí dejó su huella en el ambiente del básquet. El ejemplo más claro, el día de su fiesta despedida.

Fiel a sus comienzos y amigo de todos. Así es Leandro Palladino. Para cerrar su carrera profesional se retiró en el club que lo vio nacer, Tomás Rocamora. Después de jugar una temporada en Atenas de Córdoba todos creían que allí iba a terminar su ciclo en el básquet, pero decidió jugar en la Liga Nacional B y estar en el club de su cuidad natal, concepción del Uruguay. Además quería cumplir el sueño de su padre, que falleció en el 2007 y era hincha de Rocamora.

Como todo gran jugador tuvo su partido de despedida en el 2009, pero no queremos destacar el partido, si no la muestra de afecto que recibió. En la conferencia de prensa, post despedida, los amigos que habían concurrido coincidieron cuando hablaron de Palladino: “Sólo él es capaz de juntar tantas figuras en una despedida”. Se preguntarán de qué figuras habla. Andrés Nocioni, Luis Scola, Pepe Sánchez, Carlos Delfino, Leonardo Gutiérrez, Diego Osella, Julio Lamas, Rubén Magnano, Marcelo Milanesio, Héctor Campana y demás.

La foto de la despedida con todas las figuras.

Campana también habló sobre Palladino como persona: “Es una persona muy humilde y en su despedida recogió todo lo que sembró a lo largo de su carrera”. Por la huella que dejó en el club la escuelita de básquet de Rocamora lleva su nombre. "Quiero ayudar a los chicos para trazarles el camino como lo hicieron conmigo", dijo . Además quitarán el número 14 del equipo, la que siempre usó.

Palladino tuvo su cierre como lo merecía. Siempre fue un “toro” dentro y fuera de la cancha. Para los que lo extrañan afirmó que volverá al básquet en otra posición, aunque todavía no dio indicios de que cargo ocupará.